27 marzo 2007

Las relaciones vecinales con Bolivia y Perú: Una materia reprobada.

En las últimas semanas, en la prensa nacional se puede leer que las relaciones vecinales de Chile están en una situación delicada que no ha sido conducida por el gobierno de Bachelet de la manera más apropiada.

De ello dan cuenta las siguientes situaciones:

a) Bolivia: en el marco de las celebraciones del Día del Mar en Bolivia, las autoridades políticas y sociales de dicho país, exacerban su nacionalismo y buscan la cohesión interna con un tema que los une: Mar para Bolivia. Otro de los objetivos de esta celebración es mostrar al mundo la existencia de un tema pendiente entre Bolivia y Chile que debe ser encarado y solucionado.

Sin duda que el clima antichileno de celebraciones pasadas ha sido morigerado, dando paso a un discurso más amistoso y reconocedor de los esfuerzos por establecer mecanismos bilaterales para tratar un amplio espectro de temas comunes entre Chile y Bolivia, en un momento en que existen las mejores relaciones “no diplomáticas” entre estos países, más conocida como la diplomacia de los pueblos. En esta nueva etapa de las relaciones destaca la agenda de 13 puntos que ambos países han establecido para empezar a dialogar con Chile, en la que también se prevén asuntos como la lucha contra el narcotráfico, la lucha contra la pobreza o las cuestiones fronterizas

Esta buena racha en las relaciones entre los países de debe a dos factores puntuales. Por una parte, tanto Chile como Bolivia están interesados en mantener una buena relación, por cuanto para Bolivia el tema del Mar es más fácil de tratarlo con Chile desde una perspectiva de amistad que de una postura más hostil. A ello se le agrega que dada la debilidad de la dependencia energética de Chile, éste tiende a favorecer la posición boliviana, lo que permitiría eventualmente negociar gas boliviano por Mar chileno.

Un segundo factor importante en las relaciones con Bolivia ha sido que el Gobierno de Evo Morales y la Asamblea Constituyente han estado avanzando por el camino trazado, no exento de dificultades, lo que les otorga al los gobernantes bolivianos una suerte de tregua política con las fuerzas políticas y sociales de Bolivia. Ello le da cohesión interna y junto con el apoyo que tiene de Caracas, le permite desarrollar a Morales un gobierno más estable y esperanzador de lo que los bolivianos están acostumbrados.

Desde el Gobierno chileno, la postura es de restablecer las relaciones con el vecino país, pero no le ha impreso la suficiente fuerza al mensaje chileno de de que no se transará el mar por gas, así como tampoco ha declarado con fuerza que toda acción que se emprenda dentro del ámbito de las relaciones se hará con apego al Derecho Internacional y los tratados, como ha sido tradición por parte de Chile.

b) Perú: en este caso las relaciones con el país del norte no han sido satisfactorias. La intervención inconsulta del Canciller Alejandro Foxley ante el directorio del canal estatal chileno para evitar la emisión de un programa que trata de la Guerra del Pacífico, es una pésima señal para todos, por cuanto puede hacer pensar que el manejo de las relaciones internacionales por parte del gobierno de Bachelet, ha sido pauteado y pro intereses del Perú, en este caso.
“El temor de reabrir viejas heridas en Perú y opacar los notorios esfuerzos de ambos países por mejorar sus relaciones llevó a Chile a suspender a inicios de semana la difusión del documental sobre la guerra "Epopeya", lo que provocó duras críticas y acusaciones de censura contra sus autoridades”, se señalo en un artículo de la página Terra (
http://www.terra.cl/noticias/index.cfm?id_cat=1675&id_reg=758695)

A ello agregamos el triste espectáculo que brindamos en la creación de la Región de Arica, al surgir una discrepancia respecto de los límites con Perú, lo cual aumentó la presión de Perú para reivindicar el tema de la delimitación marítima y acusar a Chile de querer quitarles parte de mar patrimonial, cuestión que está subsanada y ratificada por el Tratado de Límites de 1929 y por el Tratado de Delimitación Marítima de 1952.

No es menos cierto que las relaciones entre Chile y Perú han pasado por altibajos a lo largo del período desde el fin de la Guerra del Pacífico y que en este momento se encuentran en un nivel alto, como lo señalara el Presidente peruano Alan García, posteriormente a la suspensión de dicho programa. Sin embargo, ello no obsta a que las relaciones exteriores sean manejadas con una mirada minúscula, demostrando debilidad y presionada por otros Estados. Es inaceptable, desde todo punto de vista, y no hace más que destacar que la profesionalización de la actividad diplomática ha estado ajena en el Gobierno de Michelle Bachelet y demuestra improvisación en materias tan sensibles como lo es la política exterior de Chile y ningún respeto por la Historia de Chile, porque recordemos, nosotros ganamos aquella Guerra que no propiciamos.



Al respecto es necesario recordar que los viejos rencores pueden entrabar el desarrollo de relaciones cooperativas y armónicas en el ámbito externo. Sólo medidas concretas, con visión de futuro y pacíficas nos permitirá mejorar y desarrollar la plena integración con nuestros vecinos, de manera similar a lo logrado con la República Argentina.